El rápido y cambiante progreso tecnológico conjunto con el dinamismo del comercio mundial y la globalización implica que el nivel de competitividad de las industrias (y países) dependerá en gran medida de su habilidad de innovar y de la aplicabilidad tecnológica.
Estos indicadores evalúan el desempeño del gasto en investigación y desarrollo, que provienen del sector público y privado. Además mide el grado de avance entre los sectores, regiones y/o países en la investigación y tecnología.