Resumen:
Nuevamente la falta de consenso de los diputados de nuestra asamblea, para nombrar al procurador de derechos humanos, se hace evidente; no ha bastado el tiempo transcurrido entre la finalización del periodo de la Dra. María de Avilés a la fecha para que concurran las buenas voluntades de las diferentes representaciones políticas, para elegir una persona con las dotes suficientes de honradez, capacidad, autonomía, y sobre todo, valentía, que asuma un cargo de suyo difícil, aunque honroso, para defender los derechos humanos de una sociedad todavía cargada de violencia e injusticia. Los casos nutren las páginas de los periódicos todos los días, específicamente aquellos hechos inexplicables de asesinatos y violencia, en donde la investigación policial se pierde en la nada de las promesas en el vacío. Es triste reflexionar que a juicio de los señores diputados, no hay una persona en este país, cuyo reconocimiento trascienda los mezquinos intereses, las negociaciones con trasfondos políticos y la pobreza mental de no reconocer ojos bonitos en cara ajena, como diría mi abuelita con su ancestral agudeza popular.