Resumen:
Por su significación histórica, es muy probable que las elecciones mexicanas del 6 de julio de 1997 lleguen a ser consideradas desde una perspectiva global, al menos como el inicio de la caída del muro de Nopal en alusión a la trascendental caída del muro de Berlín, que posibilitó la acelerada occidentalización o democratización política y económica de los estados de Europa del Este, primero, y poco después incluso de los estados que constituyeron a lo largo del siglo la hoy ex-URSS. Esta alusión no implica adscribirse al cultivo inmoderado de las similitudes morfológicas entre la autocracia totalitaria soviética y la autocracia autoritaria mexicana, por encima de las diferencias anatómicas y fisiológicas entre ambas, que posibilitó la generalización de la expresión "régimen de partido de estado", para caracterizar a la segunda e imaginar su superación bajo una imagen tan catastrófica como la del período 1989-1991 en el viejo imperio de los zares. Para la crítica antiautocrática de las fuerzas políticas y civiles portadoras de la modernidad democrática en nuestro país, ello sin duda resultó muy útil.