Resumen:
Entre las dificultades que estudiantes del mundo entero, y por supuesto, los nuestros han tenido que enfrentar están: la necesidad de asumir su compromiso con el aprendizaje autónomo en la modalidad virtual; adecuarse al formato síncrono o asincrónico; la disponibilidad o falta de dispositivos electrónicos, así como de conectividad en sus hogares; el aislamiento provocado por el confinamiento que impide la reunión y limita la necesaria socialización con compañeros; la interrupción o cambio de modalidad en otros procesos de la experiencia universitaria, como horas sociales, proyectos y actividades de proyección social, investigación de cátedra, pasantías, entre
otros. Como educadores, y en este nuevo entorno, la labor docente implica también un acompañamiento al estudiante que le permita vivir su tránsito por la universidad de forma satisfactoria y llegar a su meta con éxito; lo anterior demanda el compromiso y vocación de todos para que los estudios superiores formen no solo las competencias específicas de las carreras, sino también en otras dimensiones, altamente apreciadas dentro de las organizaciones y necesarias para su desenvolvimiento ciudadano.