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dc.contributorUniversidad Tecnológica de El Salvadoren_US
dc.contributor.authorTrocas, León-
dc.date.accessioned2018-11-12T07:14:32Z-
dc.date.available2018-11-12T07:14:32Z-
dc.date.copyrightLicencia Creative Commons de tipo Atribución-No comercial-Compartir Igual 4.0-
dc.date.issued2019-01-
dc.identifier.citationTrocas, L. (enero, 2019). Reseña de Mariona… vivir allí de León Trocas. Revista de Museología Kóot, (10), 228-233. Recuperado de http://dx.doi.org/10.5377/koot.v0i10.6708en_US
dc.identifier.isbn2078-0664-
dc.identifier.issne2307-3942-
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/11298/794-
dc.description.abstractEn todas las sociedades civilizadas del mundo existen centros penales; son una “necesidad”. En los países desarrollados, las penitenciarías son mejor estructuradas para cumplir con sus supuestos propósitos: reeducar a los delincuentes o que paguen con muchas restricciones, a veces por largos años, o hasta con sus vidas, según sea la gravedad de sus crímenes. De hecho, la cantidad de malhechores es proporcional a la de sus grandes poblaciones. En los pueblos conocidos como «en vías de desarrollo», las condiciones de las cárceles son precarias, y algunas carecen de programas para que los reos que pasan a la fase de confianza o que ya cumplieron sus penas se reinserten a la vida cotidiana normal con la seguridad de que no volverán a cometer ningún delito en contra de sus semejantes, esto en términos generales. Por supuesto que las estadísticas globales siempre reflejarán porcentajes considerables de personas que han cometido errores, conscientes o inconscientes, que han rehecho sus vidas para el bien propio, el de sus familias y el de la ciudadanía. El sistema carcelario salvadoreño alberga muchos miles de presos, incluyendo a las mujeres, que son un asunto aparte. Según el Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, El Salvador es uno de los países con mayor nivel de hacinamiento [248 %] (La Prensa Gráfica, 17 de junio de 2017). La Constitución de la República de El Salvador, en el artículo 27, dice que «el Estado organizará los centros penitenciarios con objeto de corregir a los delincuentes, educarlos»; centros que son de distintos tipos en todo el país. En ese sentido, con el correr del tiempo las cosas han ido cambiando con algunos avances positivos. Por ejemplo, en opinión del entonces director general de Centros Penales, «el programa de rehabilitación “Yo Cambio” se ha convertido en un modelo de gestión penitenciaria» (www.presidencia.gob.sv. 8 de abril de 2015). Así como con otras medidas, la creación de granjas y la celebración de ciertos actos culturales. Lo último que se ha informado por parte de la Dirección General de Centros Penales es la apertura de la Unidad Penitenciaria de Derechos Humanos y de la Oficina de Información Penitenciaria.en_US
dc.description.sponsorshipUniversidad Tecnológica de El Salvadoren_US
dc.format.extent7 p.en_US
dc.language.isoesen_US
dc.publisherUniversidad Tecnológica de El Salvador, Museo Universitario de Antropologíaen_US
dc.relation.ispartofseriesRevista de Museología "Kóot" ; n. 10-
dc.rightsCopyright 2019, Universidad Tecnológica de El Salvadoren_US
dc.titleReseña de Mariona… vivir allí de León Trocasen_US
dc.typeArticleen_US
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